Leer críticamente es realizar una lectura con detenimiento, examinando las principales ideas de un texto e identificando los siguientes aspectos. Por un lado, reconocer a la autor/a en su determinada corriente de pensamiento, indagando por lo tanto su género discursivo y antecesoras teóricas de las que la obra se nutre, poniendo atención tanto a citas y referencias como a aquellas relaciones o semejanzas que pudieran aparecer omitidas explícitamente. Por otro lado, considerar cuál es el objetivo del texto, desvelando también aquellas subjetividades inevitables de quien escribe, como la ideología o cualquier otro sesgo, para así no asimilarlos de manera acrítica e irreflexiva. Por otro lado, situar el contexto donde la obra ha sido escrita, para comprender más en profundidad la misma teniendo en cuenta la fecha, lugar y entorno sociocultural en la que se enmarca.
Tras la lectura es fundamental ser capaz de aportar una opinión personal razonando aquellos aspectos con los que hemos estado de acuerdo y aquellos que no, reflexionando los motivos de nuestro argumento y generando nuevos contenidos que amplíen o mejoren desde nuestra propia perspectiva. La importancia de leer críticamente cuando realizamos una investigación feminista radica por lo tanto en la posibilidad de sacar a la luz aquellos aspectos propios del discurso androcéntrico u otros sesgos normativos que se han venido asimilando como naturales y construir desde la perspectiva feminista una propuesta reflexionada y transformadora acorde con los objetivos propios de la metodología feminista.
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